Recoge tus propias flores

Llévate el verano a casa

 

Todos los días paso en coche junto a un gran campo de flores. Desde lejos se ven los girasoles, un poco más adelante aparecen los gladiolos, espadas orgullosas que apuntan al cielo, y ya al final descubro las dalias, más pequeñas y especialmente encantadoras.

 

Me gustaría parar a recoger las flores y llevármelas a casa, pero casi nunca llevo dinero suelto encima para pagarlas. Esto me enoja cada vez.

 

Así que ayer agarré la mochila y la bicicleta, me puse en camino y al cabo de 20 minutos llegaba hasta las flores. Junto a la caja había varios cuchillitos para cortarlas.

 

Me sentía muy pequeña mientras me movía entre los altos girasoles buscando los más bonitos. Luego hice con ellos un ramo enorme, metí los tallos en la mochila, introduje las monedas en la caja y volví a casa pedaleando con mucho cuidado.

 

Ahora los girasoles resplandecen en el salón de mi casa y cuando se marchiten, los desecaré y guardaré las pipas para dárselas a los pájaros en invierno.